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viernes, 3 de marzo de 2017

El sueño de la paloma



He soñado que sobre el asfalto de una calle y junto a una acera habian unas palomas atrapadas en las redes.
Sujetando una de ellas la despegué de las cuerdas y me dispuse a llevarla a casa para curarle las heridas y liberarla.
Esa paloma tenia a su pareja que tambien estaba alli atrapada.
Quise rescatar tambien a su compañera, pero cuando me dirigi hacia ella se me adelanto alguien vestido con corbata y traje que tomó entre sus manos a la paloma mientras decia a sus acompañantes en tono presuntuoso que  iban a cocinar y a comerse el ave.
Era un padre de familia que junto con su mujer y sus hijos estaba realizando el paseo dominical.

Indignado por el suceso y asiendo bien a mi paloma para luego liberarla desde mi balcón le comente a alguien acerca de la gente que no tiene sentimientos hacia los animales y que solo piensa en comerselos.

El, que era un acólito religioso, me respondió:

¡Si, pero yo no voy a salir de mi sueño!

Entonces comprendí que se refirió a que  no va a dejar su sueño, su ilusión, su religion, es decir que no va a dejar de sacrificar animales tal como sus creencias le piden que haga.

Volvi a indignarme ante la respuesta de este  y segui con mi paloma dirección hacia casa.

Poco despues vi una fila de gente, tambien de la misma religion que el individuo que habia encontrado antes. Todos ellos  andaban por un estrecho camino y cogidos a una barandilla.
El camino seguia en linea recta y torcia por una esquina de 90º,  la esquina de un cuadrado.

Pronto comprendi que el significado de esas imagenes del sueño era que esa gente estaban atrapados en la materia, en la base de la piramide, y muy lejos del ojo de arriba, del ojo del buen hermano, el ojo del Ahí, el ojo que siempre mira hacia lo que el Ahi le da, y que por eso esta Ahi y es el Ahi mismo.

Esa gente no se atrevian a mirar el ojo y por eso permanecian atrapados en el cuadrado, sin poder volar, sin buenos sentimientos: sacrificando animales y a otra gente en conflictos bélicos producidos por ellos, por el deseo erroneo de intentar imponer sus creencias a los demas.
Todos ellos caminaban en fila,  por un estrecho camino que bordeaba la estructura cuadrada, cogidos a una barandilla para no caerse desde esa altura, como si caminasen por los típicos edificios convencionales, cuadrados y con esquinas.

Al despertar, comprendi el sueño, de un modo espontáneoco,  y como conclusion de lo comprendido llegó a mi el siguiente pensamiento:
¡Hay que saber distingur entre las religiones falsas y las buenas!
En el momento de comprender el mensaje del sueño y ya estando despierto escuche la voz de Kinomi, mi buen hermano, que me dijo dos veces fuerte y claro:
¡Siiiii!
¡Siiiii!
Fue una respuesta contundente que oí con mis oidos fisicos y estando ya totalmente despierto, aunque aún tenia mis ojos cerrados y pensando en el mensaje contenido... y  en su conclusión.
En ese momento comprendi claramente que ese sueño venia de Kinomi que fue quien me lo transmitió para darme su mensaje.
Momentos despues abri los ojos y por un instante y con los ojos abiertos vi el ojo del buen hermano.
Alli estaba ante mi, mirandome, con aspecto tranquilo, relajado, ameno, amigable, cordial, en una forma sencilla, en la que se distinguia perfectamente el ojo.
El ojo del buen hermano que como tantas veces me transmite el sueño y su mensaje.


Kinomi me mostró claramente que hay religiones que estan dormidas que son falsas, que ya no viven en sus principios y fundamentos originales, que son como muertos vivientes, como zombies, encerrados en sus esquemas e hirientes esquinas de sus construcciones cuadriculadas o edificios, atrapados en la base de la piramide, y que estan muy lejos de la verdad, de la realidad, del ojo del buen hermano, del ojo del Ahí, del Ahí.
Con ello Kinomi me advirtió que hay que prestar atención para poder distinguir las malas religiones de las buenas, para no caer atrapado en una mala religion y con ello perder toda una vida hundido, en la ceguera, la oscuridad, el sueño, los malos sentimientos, la insatisfaccion, el dolor y la muerte,... y hay que mantenerse en la buena religion de cada momento, en la verdad, en el ojo del buen hermano, atendiendo continuamente a su llamada, a la llamada del Ahí, de la vida,... para asi poder estar vivo y despierto, en la felicidad, la salud y el amor eterno de siempre, es decir, para poder seguir estando Ahí como siempre, Ahí.


Fernando Ortolá


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